Para celebrar su primer Día Mundial de las Telecomunicaciones del nuevo milenio, los Miembros de la UIT han escogido el tema constituido por las comunicaciones móviles. Se trata de una elección acertada, habida cuenta de la desbordante popularidad que cobraron los servicios móviles y, sobre todo los móviles celulares, en la pasada década.

La intensa demanda de servicios móviles celulares ha traído consigo un aumento extraordinario y sin precedentes de tales servicios que han crecido así más de cuarenta veces en diez años, lo que, por su parte, ha creado una industria que representa en la actualidad más de una tercera parte de la totalidad de las líneas telefónicas. Dicho crecimiento, que sigue siendo muy superior al crecimiento exponencial de las conexiones Internet, está previsto que prosiga a ese ritmo muy entrada la primera década del presente siglo, periodo en que el acceso a los servicios de telecomunicaciones a través de los teléfonos móviles pronto sobrepasará el acceso tradicional a través de las redes de línea fija.

Por otra parte, otras formas de comunicaciones móviles, como la radiobúsqueda y los sistemas de radiocomunicaciones interurbanas, están experimentando también un rápido crecimiento, al paso que empiezan a desplegarse las nuevas tecnologías, por ejemplo, los sistemas móviles por satélite que ofrecen servicios vocales y de datos. Estos sistemas, que complementan la utilidad de los móviles celulares, están llamados a desempeñar un papel cada vez más importante en una amplia gama de industrias, desde el transporte a la distribución pasando por los servicios de emergencia y la asistencia humanitaria.

El advenimiento de las comunicaciones inalámbricas ha tenido ya un profundo efecto en la forma en que vivimos y trabajamos. La posibilidad de mantenerse en contacto, con independencia del lugar en que nos encontremos, nos está ayudando a trabajar más eficazmente y dándonos una mayor libertad y seguridad en nuestra vida diaria.

Ahora bien, un hecho aún más importante es que las tecnologías móviles están desempeñando un cometido clave para fomentar el acceso a los servicios básicos de telecomunicaciones, particularmente en las naciones en desarrollo, que por motivos económicos y geográficos han experimentado durante largo tiempo un insuficiente servicio de línea fija.

Los sistemas móviles no sólo son más baratos y rápidos de instalar que las redes tradicionales alámbricas, sino que también pueden utilizarse para proporcionar servicio en zonas en que no era viable tender líneas ordinarias de cobre, por ejemplo, en terrenos montañosos o difíciles o en regiones remotas e inaccesibles.

Ahora bien, aunque las tecnologías inalámbricas brindan enormes posibilidades para crear una aldea mundial conectada que abarque a las poblaciones de todos los países, quedan por resolver varios problemas que deberán abordarse si se quiere materializar plenamente dichas posibilidades.

Por ejemplo, los precios de los servicios móviles siguen siendo demasiado elevados para alentar su uso generalizado, especialmente en las comunidades más pobres. Aunque la introducción de tarifas de previo pago es un factor positivo a este respecto, los operadores y reguladores deben investigar nuevas modalidades para reducir el coste del acceso inalámbrico, con el fin de que un número mayor de personas pueda beneficiar de esta tecnología cada vez más importante.

Otros asuntos, tales como el impacto ambiental de las antenas móviles y la "etiqueta móvil" correcta se están convirtiendo en temas importantes, a medida que el crecimiento de las redes móviles se acelera y una proporción creciente de la población mundial pasa a utilizar la telefonía móvil como su principal medio de comunicación vocal.

Un obstáculo de talla que ha impedido durante largo tiempo traducir plenamente a la práctica el potencial de las tecnologías rurales móviles han sido las incompatibilidades inherentes a los sistemas de segunda generación que se utilizan actualmente en todo el mundo. Por consiguiente, me complace comprobar que los esfuerzos de la industria hayan dado lugar a la concertación de un acuerdo mundial en el marco de la UIT sobre la norma de interfaz inalámbrica IMT-2000.

Esta norma, cuyo objetivo es servir de base a las redes móviles celulares de tercera generación, puede garantizar que los usuarios telefónicos móviles de todo el mundo disfruten en cualquier país de una itinerancia mundial sin conexiones intermedias. Sin embargo, para comercializar sistemas conformes con la norma IMT-2000 y, en consecuencia, hacer que cristalicen las promesas de dicha tecnología, los reguladores deben permitir que las cinco interfaces radioeléctricas necesarias resulten accesibles a sus operadores de red y los fabricantes deberán ofrecer soluciones migratorias que preserven las características esenciales del acuerdo para alcanzar sus objetivos.

No obstante, las IMT-2000 suponen mucho más que itinerancia mundial y eficacia en la utilización del espectro. En este milenio que comienza el futuro de los sistemas móviles estará cada vez más vinculado a la utilización de Internet. La capacidad de los sistemas IMT-2000 para soportar velocidades de datos en megabit permitirá en fecha próxima a los usuarios móviles un rápido acceso a la World Wide Web y a una amplia gama de multimedios informativos, así como a importantes nuevas aplicaciones como el comercio electrónico, que pronto se convertirá en "comercio móvil". Junto con la gran capacidad de los nuevos sistemas GMPCS por satélite y otras tecnologías inalámbricas, los sistemas celulares de tercera generación IMT-2000 suministrarán finalmente a los usuarios de telecomunicaciones de todo el mundo acceso a la información y servicios que requieren en cualquier lugar y en todo momento.

Al combinar las comunicaciones móviles con las grandes posibilidades que ofrece Internet, crearemos quizás la tecnología más poderosa que se haya concebido nunca. Al diseñar y desarrollar las redes y servicios del mañana, nuestra tarea consistirá en ofrecer los medios necesarios a la humanidad, garantizando que las comunicaciones móviles resulten accesibles y abordables para todas las personas, cualquiera que sea su nacionalidad.

Yoshio UTSUMI
Secretario General