Resumen

El proceso de liberalización y de desregulación que se inició durante la última década en el entorno de las telecomunicaciones todavía está en curso y es la causa de cambios muy importantes. La competencia creciente, favorecida también por los requisitos de calidad de funcionamiento de los clientes, ejerce una gran presión sobre los proveedores de servicio/red. Estos últimos, después de haberse enfrentado en particular a reducciones de costes durante varios años, actualmente intentan mejorar la calidad del servicio (QoS) con el fin de diferenciar sus productos de los de sus competidores.

Además, la situación se ha complicado por la demanda creciente de servicios mundiales que implica a diversos proveedores  de servicio/red para su suministro. Por lo tanto, se tienen que describir las funciones de todas las entidades que toman parte en la prestación del servicio y sus relaciones. Se trata de establecer las responsabilidades de cada proveedor y asegurar la calidad de servicio requerida por el cliente.

Un instrumento útil para la formalización de las interrelaciones entre entidades mencionadas es el acuerdo de nivel de servicio (SLA), que se obtiene mediante una negociación entre dos o más partes con el objetivo de alcanzar un entendimiento común sobre el servicio prestado, su calidad, responsabilidades, prioridades, etc.

Esta Recomendación describe una estructura genérica de SLA que adopta un planteamiento independiente del tipo de servicio y de la tecnología utilizados. Este planteamiento resulta particularmente útil en un entorno multiproveedor que es una realidad actualmente.