Discurso del Secretario General en la Primera Sesión Plenaria de la Conferencia de Plenipotenciarios de Kyoto 19 de septiembre de 1994 Señor Presidente, Honorables Ministros, Distinguidos Delegados, Señoras y Señores, Estimados amigos, Bienvenidos a la primera sesión de trabajo de la PP-94. Como todos sabemos, en comparación con las anteriores Conferencias de Plenipotenciarios de nuestros 130 años de historia, tenemos mucho que hacer y relativamente poco tiempo. Debemos ser disciplinados si queremos lograr una conferencia fluida, eficaz y fructífera. Por lo tanto, trataré de dar ejemplo siendo breve en estas observaciones iniciales, como ha solicitado nuestro Presidente. Se distribuirá una versión escrita más larga. En los cinco años transcurridos desde nuestra última Conferencia de Plenipotenciarios se han producido importantes cambios, no sólo en la UIT o en las telecomunicaciones, sino en todo el mundo. Un resultado de esos cambios es que en este momento la UIT cuenta con 184 países Miembros, 18 más que en la Conferencia de Niza. Quisiera dar la bienvenida a todos los nuevos Miembros de la UIT que participan en su primera Conferencia de Plenipotenciarios. Todos nosotros tenemos también el privilegio de dar una bienvenida especial a un viejo Miembro, la República Sudafricana, tras una ausencia de muchos años. Durante los últimos cinco años, "el entorno cambiante de las telecomunicaciones" ha sido el estribillo de la UIT. Es posible que algunos de ustedes estén cansados de esta sinfonía y deseen oir un estribillo distinto. Temo que ello no sea posible si queremos que la UIT siga siendo el foco de vanguardia de las telecomunicaciones internacionales. Debemos analizar cómo la UIT puede alcanzar sus objetivos en un entorno internacional de rápidos cambios y adoptar todas las medidas necesarias para reforzar y fortalecer la posición predominante de la Unión. En estas primeras observaciones, desearía ofrecer mi evaluación personal de los retos que debe afrontar la Unión a medida que elaboramos nuestra estrategia para el siglo XXI. En mi opinión, tenemos que emprender esta tarea con una clara comprensión de las pesadas responsabilidades que debemos asumir. Actualmente las comunicaciones, en el sentido amplio de la palabra, constituyen la mayor actividad comercial del mundo. Y, ciertamente, una de las más rentables en todos los sentidos de la palabra. ¿Hay alguien que dude que las telecomunicaciones serán una de las fuerzas más importantes que configurarán el mundo del mañana? Para bien o para mal, el bienestar de la raza humana y de nuestro entorno natural a largo plazo depende de comunicaciones eficaces. Es más, depende de nuestra capacidad para impulsar el desarrollo de la red mundial de telecomunicaciones, en armonía con los valores fundamentales que todos compartimos. Hace cinco años, en la Conferencia de Plenipotenciarios de Niza hice las siguientes afirmaciones: - Las telecomunicaciones son más importantes que nunca. - El desarrollo es más importante que nunca. - Las telecomunicaciones son desarrollo. Los últimos cinco años han confirmado la verdad de esas afirmaciones. Todos los gobiernos deben tener hoy bien claro que el desarrollo humano depende de las telecomunicaciones. Y ello es cierto ya hablemos de desarrollo económico, social, cultural o político. Lamentablemente el primer Informe sobre el desarrollo mundial de las telecomunicaciones, que la UIT publicó a principios de este año, reveló que la reducción de la disparidad de las telecomunicaciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo ha sido insignificante. Reveló también que causa preocupación especial el caso de los Países Menos Adelantados (PMA), en los que el crecimiento de las telecomunicaciones no logra adaptarse al ritmo de las demandas sociales. Es indispensable que la UIT procure por todos los medios a su alcance, y como cuestión prioritaria, reducir la disparidad en el desarrollo de las telecomunicaciones. Coincido con las conclusiones de la Conferencia Mundial de Desarrollo de las Telecomunicaciones (CMDT), que se celebró en Buenos Aires en marzo, en el sentido de que en el logro de ese objetivo debemos prestar particular atención a las necesidades de los PMA así como a un desarrollo rural sostenible en todo el mundo. Nunca hemos estado en mejores condiciones que hoy para abordar estos problemas. Las estructuras creadas en Niza siguen en pie. Como resultado de la CMDT, disponemos de una estrategia global de desarrollo de las telecomunicaciones para guiar nuestras actividades durante los próximos cuatro años. No sabemos todavía cuáles serán los resultados del Plan de Acción de Buenos Aires. Las Comisiones de Estudio, que constituyen una parte esencial del Plan, no se han reunido todavía, y esta Conferencia ofrecerá a los Miembros de la UIT la primera oportunidad de analizar en detalle el programa cuatrienal destinado a dar cumplimiento a las decisiones de la CMDT. Sé que muchos de ustedes van a examinar con cuidado esos planes para cerciorarse de que satisfacen verdaderamente las necesidades de los países en desarrollo. Desearán también asegurarse de que nuestros planes de desarrollo han sido elaborados teniendo en cuenta criterios financieros responsables y de que son viables dentro de nuestros topes presupuestarios. Les insto a que emprendan esta tarea con espíritu constructivo, comprensivo y respetuoso de las necesidades de todos los Miembros de la UIT. Esta Conferencia brinda una oportunidad excepcional. Creo que finalmente podemos responder con éxito al reto del desarrollo y encontrar el "eslabón perdido" desde hace tantos años. Aprovechemos esta oportunidad. Al examinar los problemas relacionados con el desarrollo, podríamos inspirarnos en el ejemplo de la Región Asia-Pacífico. Hasta no hace mucho tiempo, casi todos los países de esa región se situaban entre los países menos adelantados tanto en lo que respecta a las telecomunicaciones como al desarrollo económico general. Como sabemos, en el pasado decenio una serie de países de la Región Asia-Pacífico han conocido índices de crecimiento impresionantes en ambas esferas, lo que demuestra sin lugar a dudas la existencia de una estrecha relación entre las telecomunicaciones y el desarrollo económico. Actualmente, la Región Asia-Pacífico es la más dinámica del mundo. Mantiene además uno de los criterios más innovadores con respecto al desarrollo de las telecomunicaciones. Si bien cada país y cada región posee necesidades distintas, algunos de los modelos desarrollados en la Región Asia-Pacífico podrían ser aplicados con éxito en otras partes del mundo. Hacer frente al reto del desarrollo constituye una tarea de un alcance y complejidad enormes. Esa tarea requiere la imaginación y la energía de todos nuestros miembros, tanto los miembros con "M" mayúscula como los miembros con "m" minúscula. Los gobiernos reconocen cada vez más que para alcanzar sus objetivos de desarrollo, deben hallar formas de encauzar el dinamismo y los recursos del sector privado. Por su parte, el sector privado debe reconocer sus responsabilidades sociales y estar dispuesto a aceptar compromisos adecuados a cambio de la oportunidad de participar en forma lucrativa en el desarrollo de las telecomunicaciones. Hacer frente al reto del desarrollo requerirá el esfuerzo conjunto de los tres Sectores de la UIT. El Sector de Radiocomunicaciones y el de Normalización de las Telecomunicaciones tienen importantes contribuciones que hacer a los programas de desarrollo de la Unión. Aparte de los beneficios que aportan a los países desarrollados, las nuevas tecnologías -como la telefonía celular, los servicios móviles por satélite y los servicios VSAT- permiten proporcionar servicios básicos de telecomunicación en zonas poco o nada atendidas con mayor rapidez que si se dependiera exclusivamente de las tecnologías tradicionales, y a un costo considerablemente menor. Si el desarrollo y la distribución de nuevas tecnologías se administra adecuadamente y se coordina a través de la actuación conjunta de los tres Sectores de la UIT, el servicio universal puede convertirse en una realidad en todo el mundo en un futuro no muy lejano. Podemos contribuir en gran medida a hacer frente al reto del desarrollo si simplemente utilizamos de la mejor manera posible los recursos de la UIT. Pero esta tarea no puede ser sólo una labor de la UIT. Deben también participar en ella los jefes de Estado, los organismos regionales y otras organizaciones internacionales, así como la nueva Organización Mundial del Comercio. El desafío fundamental que debe afrontar la UIT es centrar las energías y recursos de todos esos participantes -dentro y fuera de la UIT- en el desarrollo de una red de telecomunicaciones verdaderamente mundial accesible en todo momento a quienes tengan necesidad de comunicar, en cualquier parte del mundo. En el siglo XXI, el "derecho a comunicar" debe ser finalmente reconocido como un derecho humano fundamental. Para responder a ese desafío, la UIT debe convertirse en una organización verdaderamente abierta, abierta a sus miembros, a sus interlocutores, a nuevas ideas, a nuevas formas de trabajo, a las infinitas posibilidades de las telecomunicaciones modernas. Por lo tanto, comencemos por adoptar la decisión de que la Conferencia de Plenipotenciarios de Kyoto proporcione al mundo la clave de esta "Organización de Telecomunicaciones Abierta". (The key to this "Open Telecommunications Organization", Ky - OTO.) Ya hemos empezado a ver las ventajas de este criterio abierto. Una de las innovaciones de la APP fue establecer organismos que brindaran asesoramiento a los Directores de los nuevos Sectores. El asesoramiento de estos grupos ha enriquecido el proyecto de plan estratégico para 1995-99 que se examinará en esta Conferencia. El Consejo Consultivo Mundial de Telecomunicaciones ha hecho también una serie de importantes contribuciones a la labor de la UIT. El WTAC ha perfeccionado la visión del papel que las telecomunicaciones deben desempeñar en el mundo del mañana, y me ha asesorado sobre muchos de los problemas esenciales con que se enfrenta la Unión. Uno de esos problemas es la financiación del desarrollo de las telecomunicaciones. En respuesta al encargo de la Conferencia de Plenipotenciarios de Niza, he seguido examinando la propuesta hecha originalmente en el Informe de la Comisión Maitland de crear una nueva organización -WorldTel- independiente de la UIT destinada a fomentar y financiar el desarrollo de las telecomunicaciones. Tras estudiar cuidadosamente esa propuesta, el WTAC recomendó que yo encargara un estudio de viabilidad del concepto WorldTel. Ese estudio que concluirá a fines de año, ha sido financiado al margen del presupuesto general de la UIT por las partes interesadas. En última instancia la viabilidad de WorldTel no dependerá de la UIT sino de la voluntad de los inversores de llevar adelante la idea. Sin embargo, si WorldTel cuaja, habremos hecho algo muy importante para los países en desarrollo simplemente patrocinando una buena idea y mostrando nuestra iniciativa en una buena causa. Los Coloquios sobre reglamentación que hemos organizado en los últimos dos años constituyen otro buen ejemplo de las ventajas que pueden obtenerse si se mantiene un espíritu abierto a nuevas ideas y a nuevas formas de trabajo, así como si se mantiene el papel predominante de la UIT. Los informes de los dos primeros coloquios han despertado gran interés. Además, los participantes han dejado bien claro de que valoran la oportunidad que han tenido de reunirse y examinar asuntos importantes de interés común con carácter extraoficial. El notable éxito alcanzado en los últimos años por las exposiciones y foros TELECOM es otro ejemplo excelente de las ventajas que pueden derivarse de una actitud abierta hacia nuevas formas de trabajo. Las exposiciones mundiales TELECOM que tienen lugar en Ginebra cada cuatro años se han convertido en los "Juegos Olímpicos" de la industria de las telecomunicaciones; constituyen las manifestaciones de ese tipo más importantes del mundo. Durante los últimos cuatro años, hemos celebrado también con éxito exposiciones y foros regionales TELECOM, casi siempre coincidiendo con nuestras Conferencias Regionales de Desarrollo. Cuando me reúno con dirigentes gubernamentales e industriales de todo el mundo, descubro a menudo que conocen la UIT sobre todo gracias a TELECOM. Si deseamos que la UIT desempeñe un papel predominante en la sociedad de información del siglo XXI, es necesario aprender las importantes lecciones del éxito de TELECOM. Muchos de los problemas más importantes que debe afrontar esta Conferencia guardan relación con los tres factores fundamentales ilustrados por estos ejemplos: apertura, innovación y liderazgo. Desde hace varios años, mucho se viene hablando sobre la necesidad de aumentar la participación en la UIT de entidades y organizaciones distintas de las administraciones, o miembros con "m" minúscula, como se les denomina extraoficialmente. Como mínimo, espero que en esta Conferencia se encuentre una terminología más elegante para quienes participan con nosotros en el desarrollo de la red mundial de telecomunicaciones. Más importante aún, creo que el futuro papel de nuestros miembros con "m" minúscula es el problema estratégico fundamental de esta Conferencia. Si bien es posible que no resolvamos todas las cuestiones relacionadas con este problema, es fundamental que enviemos una señal fuerte y creíble a la comunidad internacional de telecomunicaciones, una señal que exprese claramente nuestro deseo de que todos los miembros de esta comunidad participen de un modo más pleno y eficaz en la UIT. Trabajemos con ellos en los próximos cuatro años para que eso sea posible. Aunque no sea posible prever minuciosamente los resultados de este proceso, deben quedar claros desde el principio ciertos hechos. Desde 1934 la UIT es una organización única. Sus miembros comparten una serie de objetivos, derechos y obligaciones comunes. No obstante, la UIT no es una organización unitaria. Posee una estructura federal, en la que cada Sector tiene responsabilidades, objetivos y métodos de trabajo diferentes. Además, las funciones de los Miembros y "miembros" son significativamente distintas entre un Sector y otro. En la esfera de la reglamentación del Sector de Radiocomunicaciones, los intereses de los gobiernos Miembros son claramente primordiales. En cambio, en el Sector de Normalización, la labor se realiza por y para los "miembros". En el Sector de Desarrollo, la asociación entre el sector público y el sector privado constituye la clave del éxito. Debido a estas diferencias reales e importantes, es evidente que no puede haber una única solución uniforme al problema de los miembros con "m" minúscula. Nuestro reto será hallar soluciones que fortalezcan a cada Sector en particular y a la UIT en general. Será una ardua labor resolver este problema. Sin embargo, debemos abordarlo en su justa perspectiva. Quienes están familiarizados con la historia de la UIT recordarán que por primera vez se permitió a las empresas privadas participar en las actividades de la Unión en nuestra tercera Conferencia de Plenipotenciarios, celebrada en Roma en 1871-72. Después de 120 años, ¡ya es hora de que demos un nuevo paso! Kyoto debe ser el momento decisivo para resolver el problema de la participación de los miembros con "m" minúscula. Si nos falta imaginación y coraje para resolver el problema de reconciliar las bases intergubernamentales de la UIT con las nuevas realidades de las telecomunicaciones mundiales, temo por el futuro de la Unión. Otro problema esencial relacionado con el espíritu de apertura, innovación y liderazgo es la idea de crear un nuevo foro en el que los Miembros de la UIT puedan debatir sus políticas y estrategias de telecomunicaciones. Se trata de una nueva idea que nuestros anfitriones, dicho sea en su elogio, han tenido el coraje de proponer. Sin embargo, no es una idea fácil de aceptar puesto que concierne a nuestros fines más elevados y a nuestras inquietudes más profundas. En el entorno cambiante de las telecomunicaciones, el papel de gobierno está cambiando. En el pasado, la mayoría de las Administraciones Miembros de la UIT desempeñaban distintas funciones. Eran al mismo tiempo planificadores, operadores y reglamentadores. En este momento se tiende en todo el mundo a separar esas funciones. En el nuevo entorno, la función principal de muchas Administraciones Miembros es establecer políticas y diseñar estrategias. Como somos una organización intergubernamental, ¿no es natural que la UIT ofrezca un foro en el que sus miembros puedan debatir sus políticas y estrategias? ¿No es éste justamente el caso en el que la ausencia de un marco de política internacional amenaza el desarrollo de una infraestructura mundial de información? Sin embargo, ¿no se corre el peligro de que ese foro socave el derecho soberano de las naciones a reglamentar sus telecomunicaciones? ¿No se corre el peligro de que pueda perturbar el funcionamiento eficaz de los mercados internacionales? Lograr el correcto equilibrio entre esas inquietudes dispares no será tarea fácil. Varios Miembros han propuesto ya soluciones a este difícil problema. Aunque aplaudo sus esfuerzos, no creo que se haya encontrado todavía la respuesta adecuada. Como soy optimista, confío en que esta Conferencia hallará la solución de este arduo problema. Para encontrar la respuesta adecuada, podemos aplicar una sencilla prueba a las distintas propuestas hechas para resolver este problema. Nuestra inquietud fundamental debe ser si un plan de acción propuesto servirá para desarrollar la red mundial de telecomunicaciones en forma compatible con los objetivos de la UIT y con los intereses de todos sus miembros. En otras palabras, debemos preguntarnos de qué modo un foro político podría contribuir a hacer realidad la infraestructura mundial de información. Si no perdemos de vista este objetivo, no podremos equivocarnos. A medida que avance la Conferencia, pueden estar seguros de que esta Secretaría estará a disposición de ustedes para ofrecerles toda la ayuda y el asesoramiento necesarios. Espero que podamos contribuir útilmente a sus debates; pero, por supuesto, la responsabilidad final del éxito de la Conferencia es de ustedes. La Conferencia de Plenipotenciarios es el órgano supremo de la Unión. Estoy convencido de que son plenamente conscientes de sus responsabilidades. Lo que ustedes decidan en esta Conferencia determinará el futuro de la Unión durante mucho tiempo. Asumir una responsabilidad entraña ciertas contrapartidas, pero estoy seguro de que, alentados por la tradición de las anteriores Conferencias de Plenipotenciarios, procurarán que la Unión esté plenamente dotada para llevar a cabo sus tareas en el siglo XXI. Cuando abordemos nuestra labor en las próximas cuatro semanas, dejemos que la apertura, el liderazgo y la innovación sean las estrellas que nos orienten. Dejemos que los resultados de Kyoto iluminen la labor de la UIT para los próximos cuatro años. Ojalá cautiven la atención, la imaginación y el compromiso de todos aquellos cuya ayuda necesitamos para nuestra noble empresa. Esta Conferencia debe ser un momento decisivo en la larga y gloriosa historia de la Unión. Marquemos un nuevo comienzo en el desarrollo de las telecomunicaciones mundiales. Excelencias, señoras y señores, permítanme terminar este discurso que ha ocupado gran parte de su precioso tiempo. Confío en que esta Conferencia de Plenipotenciarios de Kyoto constituya un acontecimiento fundamental en la historia de la Unión y que juntos alcancemos el pleno éxito.